Hechizo de estar viva

Me gusta poner flores en jarrones
y cocinar en ollas familiares.
Un buen café y un cigarrillo matutinos.
La Biblia abierta en el cantar de los cantares.
Amo las cartas a punto de ser enviadas
y ansío las a punto de ser recibidas.
Suspiro olor a pasto recién cortado
en la tarde de un sábado.
Añoro los juguetes de madera,
y las muñecas de trapo de mi abuela.
Me aferro a historias
que humedecen mis ojos,
mientras sonrío.
Soy irreverente ante lo que es debido
y reverente ante el amor
(aún mal habido).
Respiro a medio día en las cocinas,
con cierto dejo de lujuria.
Camino bajo la lluvia
con nostalgia de otras lluvias.
Prefiero los planos horizontales,
que invitan a vivir,
como las mesas, las camas
o el suelo en que caminas,
por sobre los planos verticales
como las murallas, rejas o portones,
que encierran, detienen, determinan;
(debo reconocer también
un cierto agrado,
por algunos planos inclinados
que se yerguen con afán de proteger
como las cordilleras y tejados).
De todas las texturas, privilegio la piel;
de las temperaturas, la tibieza;
de las consistencias, la firmeza
(reconozco cierto desliz por la blandura,
especialmente en las caricias).
Adoro las sonrisas
los abrazos apretados,
las miradas fijas.
Extrañaré por siempre
los niños en mi cama
en las mañanas de domingo.
Y pese a mi adicción
por la melancolía,
soy una enamorada empedernida,
subyugada ante el hechizo de estar viva.

martes, enero 15, 2008

Tu corazón


Desgárrase
tu corazón herido
En un grito de rabia y de tormento.
Blasfema, porque llorar no sabe.
Denuesta lo vulgar y lo indecente.
Vuelca su ira
sin escrúpulos ni tino.
Rompe el silencio
y ataca sin piedad
la horripilancia.
Se revuelca de rabia en los caminos
pisados por hipócritas
que prostituyeron la palabra.
Pisotea la fe en dioses crueles e indolentes.
Transita aletargado hacia en un lugar incierto,
buscando la belleza cristalina
de una palabra azul
que lleve viva
la llama que caliente a fuego ardiente
su palpitar ansioso y aterido.

lunes, enero 14, 2008

El don de la palabra


Pocas veces se conoce a alguien que logre impresionarnos con el don de la palabra y menos aún con el de la palabra escrita. Con gran cariño para un buen amigo mío que posee estos dones en forma pródiga, este sencillo poema:

Una palabra tuya

Una palabra tuya me extasía,
me sorprende, me admira,
me fascina
Una palabra tuya me cautiva,
me conmueve, me encanta
me embelesa.
Una palabra tuya me hace presa,
del lenguaje de dioses
que profesas.
Una palabra tuya muestra entero
tu corazón henchido
de belleza.
Una palabra tuya es un estero
que transforma el estío
en la cosecha
Una palabra tuya es como un nido
de pájaros sublimes
que alzan vuelo
Una palabra tuya es el anhelo
de ir brillando que tienen
las estrellas

lunes, enero 07, 2008

Viajar



Una de las aventuras más hermosas que un ser humano puede emprender es un viaje. Los viajes son atesorados en nuestro recuerdo y permanecen para siempre como nuestros eternos compañeros.

Viajar

Viajar es abrir las ventanas de la mente
para que entre el raudal de un mundo nuevo;
sacar el alma de paseo en una tarde
y permitirle que se instale a su deseo.

Viajar es sorprenderse en cada tramo
de cada espacio que ocupa la pisada,
sentarse a ver el mundo en un camino,
ampliando el ángulo que cubre la mirada.

Viajar es aspirar al infinito,
reconocer en otras vidas nuestras vidas,
transformar en realidades nuestros sueños,
tener menos respuestas y más dudas.

Viajar es alejarse por un tiempo
para volver más joven y más viejo;
más sabio, más lleno de esperanzas,
un poco más seguro y más perplejo.

Viajar es recobrar en la distancia
la fuerza renovada del cariño,
reconocer en cada golpe de nostalgia
la presencia permanente del amigo.

Viajar es regresar a lo dejado
sintiéndolo más nuestro y más querido,
darle un nuevo valor a lo que amamos,
querer ser acogido como un niño.

Viajar es apropiarse para siempre
de imágenes, olores y sonidos
que ya no partirán y aún muy tarde,
se abrirán paso, en medio del olvido.