Hechizo de estar viva

Me gusta poner flores en jarrones
y cocinar en ollas familiares.
Un buen café y un cigarrillo matutinos.
La Biblia abierta en el cantar de los cantares.
Amo las cartas a punto de ser enviadas
y ansío las a punto de ser recibidas.
Suspiro olor a pasto recién cortado
en la tarde de un sábado.
Añoro los juguetes de madera,
y las muñecas de trapo de mi abuela.
Me aferro a historias
que humedecen mis ojos,
mientras sonrío.
Soy irreverente ante lo que es debido
y reverente ante el amor
(aún mal habido).
Respiro a medio día en las cocinas,
con cierto dejo de lujuria.
Camino bajo la lluvia
con nostalgia de otras lluvias.
Prefiero los planos horizontales,
que invitan a vivir,
como las mesas, las camas
o el suelo en que caminas,
por sobre los planos verticales
como las murallas, rejas o portones,
que encierran, detienen, determinan;
(debo reconocer también
un cierto agrado,
por algunos planos inclinados
que se yerguen con afán de proteger
como las cordilleras y tejados).
De todas las texturas, privilegio la piel;
de las temperaturas, la tibieza;
de las consistencias, la firmeza
(reconozco cierto desliz por la blandura,
especialmente en las caricias).
Adoro las sonrisas
los abrazos apretados,
las miradas fijas.
Extrañaré por siempre
los niños en mi cama
en las mañanas de domingo.
Y pese a mi adicción
por la melancolía,
soy una enamorada empedernida,
subyugada ante el hechizo de estar viva.

miércoles, mayo 18, 2011

Abuela


Imagínate conmigo a una señora
gorda, apurada y enojada.
Mi abuela tiene mejillas coloradas
y mirada triste
Mi abuela tiene una turba de algodones
y carbones
que le cubren pensamientos legendarios
Mi abuela
y la mala intención del ser humano
Mi abuela
y los recuerdos de Chillán
y más adentro
El llanto
o su canto de pájaro estridente
Su canto
y las manos se secan en un delantal
Mi abuela es la prolongación
de la palabra madre
o tal vez el sentido
propiamente tal
Los consejos absurdos
de Maricastaña
que son el amor
traducido al folclor
Mi mama vieja
mama Jesús
mi vieja fea
Vieja reumática
aporreada
y cariñosa
Cada cosa fue transformándose
en sus manos
y así mi infancia fue tejida
en los palillos de sus años

Laura

2 comentarios:

Aldo Luis Díaz dijo...

ya te lo he dicho hermana chilena, siento envidia de ti, tienes tesón de poeta y alma de artista,esculpes tus poemas como si lola mora, estuviera en tu mente trabajando tu lapiz/cincel, para dar forma a tu abuela, la imagino con sus manos nudosas, dando forma a tu talento con gestos grandielocuentes esgrimiendo sus gruesas agujas, alentando tu camino de versos,

Del alma y otras hierbas... dijo...

Muchas gracias, querido amigo mío... tus palabras, como siempre son de una generosidad extraordinaria...
Me produce una enorme alegría que podamos estar tan cerca por este medio.
Un abrazo enorme