
Nada es más hermoso que cerrar los ojos y recordar los buenos momentos de un amor de antaño. Permitir que fluyan, que nos invadan y que en forma irreverente nos arranquen, sin permiso, una sonrisa.
En homenaje a los viejos amores...
Amor de antaño
Hace ya más de mil años que temblé,
cuando acercaste tus manos a mis pechos.
Hace mil, tal vez dos mil o cinco mil
Y aún tiemblo si lo pienso.
Hace ya una eternidad que tu recuerdo
se pasea irreverente por mi lecho,
y me mira, me toma de los hombros.
Y aún lato si te tengo.
Hace ya una historia entera que me invades
confundiéndome en nostalgias y en deseos.
Aún distingo claramente dos olores:
la humedad de la tierra y nuestros cuerpos.
Hace ya cinco mil años que yo sé
que jamás volveré a sentir tu abrazo.
No me importa, te tengo cada vez
que sueño con tus ojos y tus manos.
En homenaje a los viejos amores...
Amor de antaño
Hace ya más de mil años que temblé,
cuando acercaste tus manos a mis pechos.
Hace mil, tal vez dos mil o cinco mil
Y aún tiemblo si lo pienso.
Hace ya una eternidad que tu recuerdo
se pasea irreverente por mi lecho,
y me mira, me toma de los hombros.
Y aún lato si te tengo.
Hace ya una historia entera que me invades
confundiéndome en nostalgias y en deseos.
Aún distingo claramente dos olores:
la humedad de la tierra y nuestros cuerpos.
Hace ya cinco mil años que yo sé
que jamás volveré a sentir tu abrazo.
No me importa, te tengo cada vez
que sueño con tus ojos y tus manos.
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