Hechizo de estar viva

Me gusta poner flores en jarrones
y cocinar en ollas familiares.
Un buen café y un cigarrillo matutinos.
La Biblia abierta en el cantar de los cantares.
Amo las cartas a punto de ser enviadas
y ansío las a punto de ser recibidas.
Suspiro olor a pasto recién cortado
en la tarde de un sábado.
Añoro los juguetes de madera,
y las muñecas de trapo de mi abuela.
Me aferro a historias
que humedecen mis ojos,
mientras sonrío.
Soy irreverente ante lo que es debido
y reverente ante el amor
(aún mal habido).
Respiro a medio día en las cocinas,
con cierto dejo de lujuria.
Camino bajo la lluvia
con nostalgia de otras lluvias.
Prefiero los planos horizontales,
que invitan a vivir,
como las mesas, las camas
o el suelo en que caminas,
por sobre los planos verticales
como las murallas, rejas o portones,
que encierran, detienen, determinan;
(debo reconocer también
un cierto agrado,
por algunos planos inclinados
que se yerguen con afán de proteger
como las cordilleras y tejados).
De todas las texturas, privilegio la piel;
de las temperaturas, la tibieza;
de las consistencias, la firmeza
(reconozco cierto desliz por la blandura,
especialmente en las caricias).
Adoro las sonrisas
los abrazos apretados,
las miradas fijas.
Extrañaré por siempre
los niños en mi cama
en las mañanas de domingo.
Y pese a mi adicción
por la melancolía,
soy una enamorada empedernida,
subyugada ante el hechizo de estar viva.

miércoles, abril 13, 2011

Nada que informar



¿Qué sentido tendría 

que hoy te diga
que tuve el deseo incontenible
de mirarte a los ojos?
Como siempre
las pequeñas cobardías
pueden paralizar
grandes historias.
Hubiera querido invitarte
a caminar bajo la lluvia
que el meteorológico programó
para nosotros.
Desgraciadamente,
olvidaron avisarte.
Después de mojarnos
el pelo y los zapatos
habría sido necesario aquel café
que sería un buen pretexto
para una mirada.
Tal vez comentaríamos
alguna tontería
tocándonos la risa.
Pero no corrí el riesgo
a veces necesario
para salvarnos
de aquellas certidumbres
que encogen nuestras almas
obligándonos a  redactar una vez más
“Querido diario,
lamento no tener nada que informarte”.


Laura

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡Que cosa más bella !!

Lamento informarles que esto es mio.